El otro día leyendo El País me topé con un artículo de Emilio de Benito que decía lo siguiente: M. C. D. fue condenada a una pena de entre cuatro meses y tres años
de “reeducación” en 1974. Tenía 17 años, y la causa de su sentencia fue
que era lesbiana. Un peligro social. Cumplió cuatro meses de
internamiento en la prisión de Alcázar de San Juan (Ciudad Real).
La Asociación de ex Presos Sociales ha informado de que por fin, ayer, 15 de octubre, M. C. D. ha
presentado la denuncia correspondiente para ser indemnizada por aquella
represión. Es la primera vez que una mujer reclama este derecho, que fue
aprobado el 23 de diciembre de 2009. Desde entonces ha habido hombres gais y mujeres transexuales
que han pedido ser resarcidos por los años de cárcel o internamiento en
sanatorios mentales, pero no había habido mujeres lesbianas.
“Esperamos que esto sirva de ejemplo para que otras mujeres, siendo
lesbianas que hayan sufrido encarcelamiento, persecución o internamiento
en manicomios, sigan el ejemplo de esta compañera para conseguir de
alguna forma, restituir la dignidad que les fue robada”, ha dicho el
presidente de la asociación, Antoni Ruiz, en una nota.
Gais, lesbianas y transexuales sufrieron, con diferente rigor durante
el franquismo, primero la ley de vagos y maleantes y, luego, la de
peligrosidad social. Los artículos que se les aplicaban de esta última
estuvieron en vigor hasta 1979, cuatro años después de la muerte del
dictador. Incluso hubo algún caso en que se les aplicó en plena
Transición. Tampoco fueron beneficiados por el indulto de 1975 ni la
amnistía de 1976.
Por ejemplo, Antoni Ruiz, el presidente de la asociación, pasó tres
meses en la cárcel ya muerto Franco, en 1976. Fue indemnizado con 4.000
euros.
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